Sobre nosotros
Son Grúa es un agroturismo de lujo situado en plena Sierra de Tramuntana, en una finca de tiene 267 ha con bosques de encinas y pinos, algarrobos, olivos, árboles frutales, huerto y ovejas. La casa está rodeada por un magnífico jardín centenario de 12.000 m2.
El agroturismo tiene 13 habitaciones dobles. Para uso exclusivo de los clientes, Son Grúa cuenta con cuatro salones y un porche en la piscina. El restaurante tiene servicio de desayuno, comida y cena. La gastronomía es principalmente mediterránea.
En su interior mezcla el carácter de la “possesio” mallorquina con el confort del mobiliario moderno. En el siglo pasado, Son Grúa era un lugar de encuentro de artistas como Anglada Camarasa. Las pinturas de las diferentes estancias recuerdan esa época.
El lujo es disfrutar de una finca, del espacio y del silencio, es sentirse único y especial gracias a los servicios personalizados.

EL JARDÍN
Uno de los elementos característicos de Son Grúa es el magnífico jardín diseñado en el año 1918 por un tío abuelo del actual propietario y el famoso pintor español Anglada Camarasa. Tiene una superficie de más de 12.000 m2 en el que los clientes encontrarán espacios tranquilos para la lectura y la relajación. Las noches en el jardín son extraordinarias pudiendo contemplar desde una maravillosa luna llena iluminando todo el valle a un cielo plagado de estrellas con luna nueva.

LAS HABITACIONES
Las habitaciones se han reformado totalmente con materiales de calidad, decoradas con mobiliario clásico y moderno y pinturas de la escuela pollensina, creando espacios amplios y confortables en los que los clientes disfrutarán de preciosas vistas al jardín, a la piscina o a la montaña. Todo ello acompañado de un trato muy familiar y personalizado para que su estancia en el agroturismo sea muy agradable.

ESPACIOS ÚNICOS
Nuestro deseo es que los clientes encuentren en Son Grúa un lugar de paz y tranquilidad en el que descubrirán rincones especiales tanto interiores como exteriores. Dentro de las casas hay amplios salones con estufas y chimeneas, y zonas comunes abiertas al patio central empedrado, conocido en Mallorca como “clastra”. En el frondoso jardín hay numerosos caminos con bancos en los que se podrán relajar y contemplar los silenciosos amaneceres y los brillantes atardeceres, escuchar el balido del rebaño de ovejas o el sonido de las aves. A los más activos también les proponemos pequeñas excursiones dentro de la misma finca en las que serán los únicos senderistas.

HISTORIA
El origen de la propiedad se remonta a la época árabe en la que era una alquería y actualmente todavía se pueden contemplar el acueducto y restos de canalizaciones que servían para regar las áreas de cultivo. Después de la conquista de Mallorca por los cristianos, la finca ha pasado por numerosos propietarios mallorquines y desde el siglo XIX ha pertenecido a la familia Villalonga.